EL AGUIJÓN
HOMICIDIOS
A GRANEL
POR: ARTURO
MOLINA
Escribir sobre el tema de los homicidios que vienen
ocurriendo en todo el territorio venezolano no es cosa agradable, dado el
número de hogares enlutados por manos de personas carentes del respeto a la
vida, pero por otro lado es obligante hacer referencia al mismo, dado el grado
de impunidad reinante en el sistema de justicia y la ausencia de inteligencia
policial para contrarrestarlos.
El gobierno nacional, durante los quince años en el poder,
ha inyectado energías en hacer de las instituciones nacionales organismos
apegados a la partidización y a la sumisión a la personalidad gobernante, en
sustitución de la norma legal establecida, la cuál es aplicada de acuerdo a su
conveniencia, restando posibilidades de éxito en la lucha contra la
delincuencia.
La seguridad ciudadana se ha convertido en un bochinche y
quienes disfrutan del mismo, son los vagos al servicio de la siembra del
terror, apoyados por el sistema político que el gobierno pretende imponer a los
venezolanos, usando el asesinato como distractor, para ir sembrando el adoctrinamiento
en las instituciones a todos sus niveles, y con fuerza en la educación, desde
la inicial hasta la universitaria.
La elevación pretendida por el oficialismo de hacer del
finado presidente el ser supremo de los venezolanos, comienzan a profundizarla
desde la niñez, haciendo dotaciones a la escuelas de materiales didácticos,
pero con ilustraciones referidas al finado, llamándolo el comandante supremo
eterno, sumándose el actual presidente, dejando ver la gratitud que debe tener el
pueblo hacia ellos, porque ahora si hay patria (Constitución entregada a las
escuelas para niños de sexto grado); tal vez en un futuro no lejano, se
sustituya la entonación del himno nacional de orquestas y coros, a cambio de la
ofrecida por el fallecido presidente, y se cierre con el patria, patria, patria
bonita.
No hay pueblo, caserío, ciudad, barrio o urbanización en
Venezuela, que no sienta la presencia de los delincuentes, bien sea por hurtos
o asesinatos; los malhechores se han apoderado de las calles; tienen armas y
municiones de altísimo calibre; viven y hacen de las suyas donde les da su
placer; el gobierno y los cuerpos de seguridad saben dónde están, pero se hacen
de la vista gorda; dependiendo del ultimado (s), y el repudio en la opinión
pública, se activan y dan con supuestos asesinos en términos de velocidad
impresionantes.
El circo establecido por el oficialismo cobra fuerza a
través de los medios de comunicación, al dar informaciones de consternación por
los hechos ocurridos y el llamado a no asesinar; eso se dice y otra cosa se
hace. De las cárceles venezolanas son librados delincuentes con prontuarios
insospechados; las armas retiradas a organismos policiales regionales por ser
de la oposición, aparecen en manos de asesinos y no hay respuesta de ello; ahora
hay homicidios a granel.
@JARTUROMS1 jarturomolina@gmail.com
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